Un salón con historía
El reto de este salón era actualizarlo y convertirlo en un espacio acogedor pero con una inversión mínima.
Aquí tenéis un claro ejemplo de que se pueden conseguir buenos resultados sin necesidad de hacer grandes inversiones. Los propietarios de este piso de los años 70 querían hacer una pequeña reforma sin invertir mucho dinero, ya que será su hogar solo de manera temporal. El objetivo era darle un aspecto más actual sin necesidad de hacer grandes reformas costosas.
Para ello, nos centramos en pequeños cambios con gran impacto visual: renovamos la pintura de paredes y puertas, actualizamos algunos muebles y añadimos elementos decorativos que le aportan personalidad.
El resultado es un espacio mucho más luminoso, funcional y acogedor, demostrando que con creatividad y buenas ideas se puede transformar cualquier estancia.



Aunque en un principio se barajó la idea de cambiar el suelo por uno vinílico de imitación a madera, finalmente se optó por dejar el original, que estaba en buen estado y al que le colocamos unas alfombras para restarle protagonismo.


Las molduras y la chimenea decorativa estaban pintadas en blanco, vainilla y dorado, unos tonos que le daban un aspecto anticuado y que se resolvió gracias a la pintura.


Aunque no os vamos a engañar, lo que más nos gusta de este salón, sin duda, es el perrete.